Hace pocos días acudí con mi familia a la zona arqueológica de Teotihuacán
y es un tanto costumbre de nosotros llevar un caracol de mar a las zonas arqueológicas
que visitamos, nos sentamos y alguno de nosotros sopla el caracol, la intención
es escuchar la acústica que tiene, realmente
es algo muy agradable, quienes han tenido la oportunidad de poder escucharlo
estará muy de acuerdo conmigo.
El caracol de mar en los tiempos prehispánicos al soplarlo era un
instrumento musical de viento, que se utilizaba en los rituales de danza y
canto a las deidades o la naturaleza, hoy en día hay muy pocas personas que
saben su real significado, también se utilizaba como un medio de comunicación,
dado al largo alcance que tiene el sonido, con el, los vigilantes de cada zona
arqueológica en los tiempos prehispánicos avisaban la llegada de gente a sus
territorios, entre otros usos que se le daba.
Me resulta un tanto molesto que la ultima ocasión que fuimos a Teotihuacán
se hizo lo que ya es costumbre para nosotros y no tardo mas de un soplido del caracol para que de
pronto gente de seguridad de la zona arqueológica se acercara a nosotros y nos
prohibiera de manera muy grosera que evitáramos hacer sonar el caracol, nosotros
de forma seria accedimos al hecho de no hacerlo, pero del mismo modo
cuestionamos al oficial de cual era motivo por el que no se podía realizar tal
acto, a lo que el oficial respondió, que el sonido daña las estructuras
arqueológicas, en lo personal me pareció un tanto ilógico el hecho, ya que
meses anteriores se habían realizado espectáculos de luz y sonido en las
pirámides utilizándolas como un lienzo para proyectar imágenes con laser y a
las mismas pirámides se les hicieron perforaciones para colocar los cables que
ayudaban a tal espectáculo, eso sin considerar las enormes bocinas que se
utilizaron para emitir los sonidos que eran conjunto del mismo espectáculo,
quizá no estoy muy familiarizada con el tema pero mi pregunta e indignación
consta primero en los enormes hoyos que se le hicieron a las estructuras y el preguntarme
¿que daña mas las estructuras?, Un taladro o el sonido de un caracol que por
muchos años fue costumbre de nuestros antepasados el hacerlo sonar.
Incongruente o no, me parece indignate la manera en que se dañan
actualmente nuestro legado y el hecho de ir perdiendo una tradición y no me
refiero a la tradición de mi familia, si no a la tradición que fue de nuestros
antepasados.
Danzante prehispánico tocando caracol |
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